No quisiera que me acusasen de
tremendista, pero es abrir un periódico, (o informarse por cualquier otro
medio) y constatar que todo se está viniendo abajo. Se suceden los gobiernos
corruptos, las “oposiciones” ineficaces, casi “dimitidas” de su función y,
además, también corruptas. Es “TODO” un juego repugnante, en que dos partidos supuestamente antagónicos
se van sucediendo ordenadamente en el poder, manteniendo una ficción de
alternancia democrática, y haciendo efectiva la famosa frase de Lampedusa en
“El Gatopardo”, “Es necesario que todo cambie para que todo siga igual”.
En el llamado “caso Bárcenas”, quintaesencia de un “logrero” que, a base de prometer beneficios públicos a empresas privadas, consigue para su partido, y de paso, para sí mismo, tremendos beneficios (22 millones de euros, que se sepa, no son una “propinilla”, precisamente) y, que cuando, gracias a la prensa –y a las disputas internas del partido- se descubra el “pastel”, la reacción de la supuesta oposición sea de una sospechosa tibieza, no conduce precisamente a que miremos con mejores ojos el juego político en nuestro maltratado país.
En el llamado “caso Bárcenas”, quintaesencia de un “logrero” que, a base de prometer beneficios públicos a empresas privadas, consigue para su partido, y de paso, para sí mismo, tremendos beneficios (22 millones de euros, que se sepa, no son una “propinilla”, precisamente) y, que cuando, gracias a la prensa –y a las disputas internas del partido- se descubra el “pastel”, la reacción de la supuesta oposición sea de una sospechosa tibieza, no conduce precisamente a que miremos con mejores ojos el juego político en nuestro maltratado país.
Depende de nosotros mismos, eso
sí, cambiar esta situación: ¿cómo?, muy sencillo: no votando al partido único.
Hay otras opciones, desde UPyD, hasta EHBildu, pasando por IU, o el nuevo
Partido X. Abstenerse o votar en blanco es, por supuesto, legítimo, pero del
todo ineficaz: es dimitir del pequeñísimo resquicio que esta llamada democracia
nos deja para cambiar la realidad.
Por eso, en las próximas
elecciones, votemos, pero en ningún caso al PPPPSOE. A quién nos sintamos más
cercanos, votemos “a la contra”, para “tocar los cojones”, incluso, pero nunca
al duopolio que nos ha llevado a la ruina. Votemos a quién sea, pero nunca a
los “muchachos de las barbas” (Rajoy y Rubalcaba) que han dejado a España como
está, y ni siquiera piensan pedir perdón.
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