jueves, 11 de marzo de 2010

OBSESIÓN


Soy idiota. Sigo amando a esa mujer que me desprecia. O no. No me desprecia, pero en absoluto me aprecia. O no me aprecia como yo quisiera. Qué se yo.
No me quito de la cabeza el olor que, no se por qué, asocio con ella. Ese olor a cerrado, ese cierto mugor que a mi me produce un efecto inmediato: es percibirlo y notar en mi entrepierna los efectos de una incipiente erección. ¿Estaré volviendome chiflado? No es descartable.
Hubiese querido escribir una entrada sobre la tauromaquia, pero me he sentado frente al ordenador y me está saliendo esto, lo que confirma mi preocupación por mi estado mental. Definitivamente debo estar obsesionado. Y, creedme, quisiera no estarlo. No me gustan las obsesiones, ni perder el control de mis propios actos.
Y, quizás, debería cambiar el verbo del principio. Es algo más carnal que amando. Sí. Más bien, deseando. Sea como sea y, a pesar de mis intenciones, la obsesión está ahí. No puedo ignorarla. Y me da un poco de vergüenza, no os creais lo contrario. Darse cuenta de la propia debilidad es jodido. Realmente jodido, sí.
Pero, en fin, qué se le va a hacer. Me conozco, y se que, probablemente, seguiré mucho tiempo con esta desazón sin remedio.
En fin, siempre me quedarán las mujeres que pueblan mis sueños. Pero son tantas y, en la realidad, tan difusas... (1)
(1).- Ver entrada de el 4 de febero titulada "Dos años en esta "leprosería""

miércoles, 10 de marzo de 2010

LA CONSEJERÍA Y EL RETRATO DE "EL PAISANO"



En mi reciente, y ya referida, visita a la Consejería, hubo un detalle que me "chocó". La sala donde me recibieron aquellas infaustas funcionarias está presidida por un retrato de Horacio Fernández Iguanzo, "El paisano", mítico dirigente comunista asturiano, compañero de presidio de mi tío Máximo en la inmediata posguerra, y símbolo de la honestidad y la lucha antifranquista en Asturias.
Sin duda la razón de que ese retrato esté en la Conselería debe ser iniciativa de la Consejera Noemí, comunista como él, que ha querido rendir homenaje a una de las figuras más respetadas y queridas de la historia de su partido.
Lástima que su Consejería camine por senderos tan diferentes a los de la acrisolada honradez de Horacio. Y yo me fijaba con pena en su rostro mientras mi amiga Emi, que me acompañó, se enzarzaba en una infructuosa, inútil discusión con aquellas dos funcionarias en una escena digna del mejor Kafka.

sábado, 6 de marzo de 2010

FUNCIONARIOCRACIA




Este es un "post" bastante pesimista, lo se. Pero después de estrellarme por segunda vez contra la administración regional, me
he
hartado.
Vamos a ver: El año pasado, falsamente, ahora lo se, ilusionado, porque una representante (Noemí Martín) del partido al que votaba (IU) había sido elegida para encargarse de la Consejería de Bienestar Social del Principado de Asturias, merced al pacto de gobierno PSOE-IU, y como la conocía vagamente, me decidí a enviarle un correo electrónico denunciando algunas irregularidades que, a mi juicio, se estaban produciendo en esta residencia en la que, de momento, sigo viviendo.
A los pocos días de enviada esta carta recibí, para mi admiración, contestación: se me citaba urgentemente para una entrevista en la Consejería. Podeis imaginar mi agradable sorpresa, y la ilusión con la que me presenté en la Consejería todo lo rápido que pude.
Pero ¡Ay...! la alegría se tornó en desilusión cuando me recibieron dos funcionarias "de alto nivel", que me hicieron ver con la mayor de las "sinceridades" mi ingenuidad al escribirle una misiva directamente a la Consejera, sabiendo que todos esos "peqeños detalles", al final, tenían que resolverlos ellas, las "abnegadas" funcionarias que, al fin y al cabo, eran quien mantenían en pie la Consejería ("y no esa caterva de políticos que se sucedían "sin ton ni son" al frente del Negociado"). Y que sólo ellas, las probas, abnegadas funcionarias, podían solucionar esos "problemillas del día a día" con los que "era tontería molestar a la Consejera".
El tiempo, y una serie de hechos de lo más desagradable (la inaudita persecución a mi amiga Loli, que ya os empecé a contar, la expulsión encubierta de mi gran amigo Juan, que no os contaré de momento al encontrarse el hecho sometido a excrutinio judicial) han demostrado que las cosas aquí van de mal en peor. Quizás para neutralizar posibles protestas por mi parte, o qué se yo, me llamaron, esta vez ellos, de la Consejería la semana pasada. Naturalmente, fui. Y si no fuera por el siempre agradable para mí viaje en tren, y porque aproveché para visitar a Juan en la Residencia donde ahora vive en Oviedo, la pérdida de tiempo hubiese sido absoluta, porque me encontré con las mismas funcionarias del año anterior (a las que ingenuamente intenté exponer mis quejas, agravadas por todo lo que había pasado en el año) y la respuesta fue NINGUNA, como por otro lado, alguien menos "inocente" que yo, habría previsto.
Todo este cúmulo de circunstancias han supuesto para mi, como podeis imaginar, una tremenda desilusión porque, si el poder no está, en la práctica, en manos de los legítimos representantes que elegimos democráticamente, si no, en las de de una serie de funcionarios de carrera que, como han ganado legítimamente su plaza a través de una oposición son, por definición, inamovibles y, además, como ciertamente son los que manejan "el día a día" de la Consejería, Ministerio o cualquier otro "negociado público" son los que, obviamente, están manejando ese negociado, considero estúpido e inútil ejercer el derecho de voto puesto que, en la práctica, que goviernen unos u otros, resulta, a efectos prácticos, completamente indiferente por lo que, a partir de ahora, me sumaré a la creciente legión de ciudadanos que el día de las elecciones sencillamente, no participan y emplean sus energías en cualquier otra actividad, porque me he dado cuenta, en dolorosa "caída del guindo!" que vivimos en una auténtica "funcionariocracia" (perdón por el "palabro" que me acabo de inventar), donde el poder reside en la casta de burócratas (empeñados en que nada cambie en la administración, para así mantener sus privilegios) que como en los antiguos regímenes del Este, gobierna kafkianamente este país.
Y todo esto os lo dice alguien que, al fin y al cabo, fue funcionario (cartero) si bien sin prácticamente ninguna responsabilidad (a parte de completar bien el reparto diario y no cometer ninguna irregularidad).
En fin, con lo contento y esperanzado que estaba yo cuando Noemí Martín fue nombrada Consejera de Bienestar Social en virtud sel pacto de gobierno PSOE-IU, para darme cuenta año y medio después que, como diría mi madre con su siempre sabio escepticismo, "son todos iguales, los probes siempre seremos probes, y ellos a fartase. Todos unos, brunos", porque aunque he constatado, que la responsabilidad, en la práctica, no está en los políticos, si no en los funcionarios, si lo debería estar, y sólo por una intolerable omisión de nuestros legítimos representantes (a los que en absoluto exculpo) las cosas están así.

(*).-En la foto superior, posamos Juan y yo, durante la visita que le hice en Oviedo