sábado, 2 de noviembre de 2013

SUREALISMO


Mis sueños son cada vez más extraños. Suelo olvidarlos inmediatamente, pero ayer se me quedó grabado esto, y decidí apuntarlo antes de que desapareciese de mi memoria. Lo dejo aquí, por si algún psicoanalista (profesional o aficionado) lo quiere interpretar:

 

 

 

Estoy con M. en la última fila del cine, que resulta ser un teatro. Nos estamos metiendo mano. En la platea, que no pantalla, unos actores brincan desaforadamente (o la pantalla se transforma en platea, para que los actores salgan de ella, y se pongan a brincar sin sentido). No sé por qué, me incomoda el espectáculo. Absurdamente, me parece que nos impide (o dificulta) que nuestras lenguas sigan entrelazándose ávidas. Me incomoda tanto brinco absurdo. Me impide seguir amasando delicadamente sus pechos grandes, blancos. Busco lamer sus orejas, y su propio pelo, rebelde, me lo impide (o más bien dificulta). Tengo que conformarme con el cuello. Quería chupar el lóbulo de su oreja, pero “gracias” a la maraña de su pelo, me tengo que conformar con besar delicadamente su cuello. Y descubrir que también le gusta mucho. No hay mal que por bien no venga, si señor.