viernes, 6 de abril de 2012

ARTEMISIA


Judith (Artemisia) y Holofernes (Agostino Tassi)


Pintora barroca excepcional, mujer orgullosa y consciente del dominio de su oficio, Artemisia Gentilleschi, supone un hito en la Historia de Arte. Hija de Orazio Gentilleschi, un pintor menor del círculo de Caravaggio, Artemisia, marcada por la violación sufrida por el que debía haber sido su maestro de perspectiva, Agostino Tassi, y por la reacción al respecto de la hipócrita sociedad de la época (tuvo que someterse a la tortura para demostrar la veracidad de sus acusaciones ante el Santo Oficio) plasma en esta impresionante “Judith y Holofernes” su propia, y terrible experiencia (1). Así, reconocemos sin mayor dificultad que el modelo para la cabeza de Holofernes no es otro que el propio violador Tassi y en la sanguinaria Judith un autorretrato de la propia Artemisia ejecutando su venganza. Artemisia reincide en los temas con los que se siente más identificada (así, a lo largo de su vida, realizará varias versiones tanto de “Judith y Holofernes” como de “Susana y los viejos”).

Ser hija de un pintor le facilitó el acceso al oficio, y permitió que, pese a su condición de mujer, pudiese desarrollar una carrera pictórica (algo impensable para las mujeres de su época). Y es que Orazio reconoció pronto el talento de su hija (muy superior al suyo) y tenemos que agradecerle que además lo fomentase (algo, que tratándose de una mujer, no era nada habitual en la época). Sea como fuese, Artemisia se convirtió en una de los más brillantes seguidores del gran Caravaggio, imprimiendo a sus obras su particular visión de mujer. Como todos los pintores de su época, trabaja fundamentalmente para la Iglesia. Pero sus heroínas son, casi siempre, las mujeres más fuertes, que protagonizan algunos episodios de la Historia Sagrada. (Judith, Susana, María Magdalena, Santa Cecilia, Betsabé) o la mitología o Historia clásica (Lucrecia, Cleopatra) en las que la figura de la mujer destaca por su especial entereza, valentía o integridad. Todo ello la convirtió ya en el siglo XX en una auténtica patrona laica del feminismo.

La revalorización de su pintura tuvo que esperar, precisamente, hasta las últimas décadas del siglo XX, en que el movimiento feminista la “adoptó” como “patrocinadora”, y consiguió empezar a divulgar su obra excepcional, en un tardío pero justísimo reconocimiento. Mujer libre y adelantada a su época, Artemisia (que tras el incidente con Tassi, se “fue casada” con el modesto pintor florentino Pierantonio Stiattessi, con lo que, siguiendo las convenciones de la época, su “honor” quedaría restituido), fue, no obstante, privada del acceso a las academias de arte y, por lo tanto, sólo tiene acceso al conocimiento de  la anatomía masculina por su propia experiencia particular.

De todas maneras, sabemos que hacia 1621 –ocho años después de la boda-, Artemisia ya se ha separado (pues se traslada de Nápoles a Roma acompañando a su padre, Orazio, tras tener su marido algún incidente con la justicia, por cuestión de deudas o, se cree, de algún duelo por razones desconocidas).

Aun así, se sabe que llegó a tener 4 hijos con Stiattessi, más alguno fuera del matrimonio (era Artemisia una mujer de sexualidad libre, gran belleza y, en podíamos definirla, tomando prestada la definición de mi amigo mallorquín, Horrach (http://horrach.blogspot.com) como una auténtica “ctónica” del siglo XVII)

Sólo una mujer marcada por una biografía como la suya, puede pintar con esa virulencia “dionisiaca”, con esa sensualidad. En este magistral “Judith decapitando a Holofernes”, Artemisia Gentilleschi vuelca todo su rencor. Ninguno quisiéramos ser ese Holofernes estando esa airada y bella Judith cerca. ¿O quizás, sí?

autorretrato de Artemisia Gentilleschi: tenía conciencia de su oficio
(1).- Aunque en la lamentable película francesa "Artemisia" (Agnes Merlet, 1997) la violación se convierte en una acaramelada historia romántica en la que el violador no es tal, pues la película de la Merlet, contraviniendo todas las fuentes documentadas (básicamente, el proceso contra Tassi), sostiene que la relación fue más o menos consentida y convierte el peliagudo drama en algo parecido a un bobalicón episodio de "Anatomía de Grey".