jueves, 18 de septiembre de 2008

viernes, 5 de septiembre de 2008

LAS VUELTAS QUE DA LA VIDA ("Y RESULTÓ QUE PAULA ERA SUSANA")

Pues sí, mi amiga Paula (que acaba de abrir este rincón de la bloggosfera, (http://paula-paulamenndez.blogspot.com/), resultó ser Susana, una niña a quien conocí con 6 añitos, y de la que, tengo que reconocerlo, andaba un poco “enamoradillo” (una de las primeras de la larguísima lista de amores platónicos que pueblan mi biografía -o más bien frustrados o imaginarios, no se crean-).
Después de dejar, a los 9 años, aquella academia, en que todo era provisional, desde las maestras (que la habían puesto al no superar las oposiciones de magisterio) hasta los alumnos (un reducido grupo de niños y niñas que estábamos a la espera de encontrar plaza en algún colegio público-eran tiempos muy diferentes, pues mi generación, la de los nacidos en 1965, era la del cenit del “boom” de la natalidad, y a comienzos de la década de los 70 el número de colegios era más bien escaso-).
Por lo menos la academia (de nombre Alfonso II) era mixta. Fue al año siguiente de dejarla, cuando me “despeñé” por los erróneos derroteros de los colegios segregados –un horror que parece felizmente superado en la actualidad-.
Susana fue, sin duda, uno de mis primeros amores. Por eso, cuando Paula (una amiga que conocí en el “Taller de relato” que, en cierto sentido está tan relacionado con el origen de este blog (1), una chica inteligente, culta, dulce que ahora trabaja en la consejería de Bienestar Social del Principado de Asturias) llegué a la conclusión de que ella era Susana: “es que yo tengo nombre de “culebrón sudamericano”, en realidad me llamo Paula Susana”, me explicó ante mi incredulidad ante el echo de que yo no recordaba a ninguna Paula que asistiese a aquella remota academia, casi perdida ya en el fondo de mi memoria.
Recordé entonces a los hermanos Ramón (mi mejor amigo de entonces) y José, a su amiga Elena, (inseparable de Susana, por aquel entonces), a Sara, que vivía a la vuelta de la esquina de la academia (una niña morenita de hermosos rasgos “gitanos”), a Teresa, otra niña algo más pequeña que nosotros, hija de una conocida de mi padre, a la que, no se muy bien por qué, yo no soportaba (quizás por su extrema delgadez, o yo que sé), a Amadeo (el hijo de un policía secreta con el que coincidí sólo un año en la academia, pues pronto encontró plaza en los Jesuitas), y con el que, me acuerdo, protagonicé un lamentable incidente cuando su madre me invitó a su casa a merendar y yo, que durante mi infancia fui la desesperación de mi madre pues apenas comía, vomité escandalosamente todo lo que había merendado (algo que todavía hoy me da vergüenza recordar).

Al enterarme de esta enorme casualidad, estos lejanos recuerdos volvieron a mi memoria, y como Paula, a la que yo prefiero llamar Susana, en honor a los viejos, viejísimos tiempos insistió tanto en que tenía que escribir un texto para estas sus “Cortazarianas” “Historias de Cronopios” a las que les invito a visitar, y como mi imaginación anda en horas bajas, y mi pereza (como siempre) disfruta de excelente salud, lo único que mi pluma ha podido pergeñar es este catálogo de recuerdos lejanos, que espero a Susanita no le disgusten demasiado y, eso si, recomendaros a todos que visitéis a menudo este nuevo rincón de la bloggosfera (pensad que nace, no bajo mi lamentable patrocinio, si no de el gran Julio Cortázar, y que lo que os encontraréis aquí tendrá que ver más con “Rayuela” que con las erráticas divagaciones de este “leproso” perezoso).
Le deseo mucha suerte a mi amiga Paula (que yo prefiero llamar Susana) y espero que visitéis esta su casa “virtual” con asiduidad.


Koolau el leproso


(1).- Este blog comenzó ante mi disgusto cuando creía haberme quedado sin plaza para un taller de relato de la Universidad Popular de Gijón (precisamente donde conocí a Paula, o me reencontré con Susana, como quieran), y entonces mi amigo Manuel (http://pazzos.blogspot.com/ ) me introdujo, como alternativa, en este mundo de los blogs, algo que nunca le agradeceré lo bastante.