viernes, 11 de marzo de 2011

ANONYMOUS, ¿LA ESPERANZA?


     A mi "peripatética" amiga virtual, Luisa, que en su blog me descubrió esta opción







Un rayo de esperanza se vislumbra en el desolado panorama político actual. Por supuesto, no se trata de ningún nuevo partido. Es, más bien, la materialización de una inquietud, si se quiere, de un estado de ánimo. Es un fenómeno, podríamos decir, transversal, que “recorre” y “sacude” nuestra sociedad intentando “despertarla”.

“Anonymous” no es un partido, ni pretende serlo. Sus intereses son variados, heterogéneos. Su organización, mínima. No tiene ningún plan preestablecido. Sus líneas maestras son la defensa de la libertad de todos los ciudadanos en todos los ámbitos. La denuncia de las injusticias palmarias. Y, entre las libertades, sobre todo, la de expresión, que permite la crítica libre, y abre, en consecuencia, amplios espacios a la “mejora social”. Es necesaria la denuncia de los errores y fallos del sistema social. Sólo conociéndolos podrán implementarse los mecanismos para solucionarlos. La libertad de expresión es el fundamento de una verdadera sociedad democrática.

Uno de los “caballos de batalla” de “Anonymous” ha sido, precisamente,  la cerrada defensa de “Wilkie-leaks” y de su promotor, Julian Assange. Particularmente, no creo que la difusión de esos “cables” revista en sí una importancia crucial (muchos no pasan de simples cotilleos en esencia intrascendentes). Sin embargo, la desproporcionada reacción de los “actores” aludidos (principalmente la CIA y el Departamento de Estado de EE.UU.) nos indican que esas revelaciones sí les han hecho daño, hasta obligarles a una “censura preventiva” (acostumbrados estos organismos al monopolio de la información y la propaganda, “tiemblan” ante la aparición de una competencia ajena a su control). Solución: juzgar a Assange (inventándose, si es preciso, un delito “ad hoc” lo más denigrante posible), retirarlo de la circulación y, así, desalentar a posibles imitadores (“ved lo que os puede pasar por meteros donde no os llaman”).

Otro, la defensa del juez español (azote de corruptos y ex –dictadores varios) Baltasar Garzón. A Garzón se le acusa de “chapucero” en sus Instrucciones, de buscar más el lucimiento personal que impartir auténtica justicia. Cierto que a Garzón (un juez valiente, decidido y “arriesgado”) le gustan más las cámaras de televisión y las primeras páginas de los periódicos que a un tonto un caramelo, como se suele decir; pero también lo es, que es un juez molesto para los poderosos, empeñado en que impere la justicia (si su intervención decidida es casi seguro que uno de los peores genocidas del tormentoso siglo XX, el dictador chileno Augusto Pinochet, habría muerto tranquilamente en su cama sin atisbo de preocupación alguna). A Garzón le corresponde el mérito de haber hecho difíciles, al menos, sus últimos años de vida. Pero Garzón quiso, además, denunciar la colosal corrupción que atravesaba la vida política española. La connivencia entre el mundo de las finanzas (particularmente las empresas constructoras que florecían con el “boom inmobiliario” en el tránsito del siglo XX al XXI) con sectores de la política ávidos de riqueza (el dinero circulaba sin control esos primeros años del nuevo siglo y era difícil resistirse a su flujo “deslumbrador”), la sustanciación de este fenómeno en el “caso Gürtel” que afecta de lleno al primer partido de la oposición en España, han provocado que ese conjunto “viscoso” de poderes (económicos y políticos) se haya sentido amenazado y no dudado en actuar contra él, valiéndose de toda clase de subterfugios legales y la complicidad de algún otro juez rival (1).

Assange y Garzón son sólo dos ejemplos de que el “sistema” no perdona. Aunque el daño que ambos le puedan ocasionar sólo sea, en el mejor de los casos, superficial, los beneficiarios del “actual estado de las cosas”, eso tan indefinible que se ha dado en llamar, “mercados” (y que tienen en las “agencias de calificación de riesgos” –unos organismos de iniciativa privada que se permiten, en virtud de no se sabe qué legitimidad, aleccionar a gobiernos electos, y recomendar determinadas políticas económicas que los gobiernos acaban siguiendo, nadie sabe muy bien por qué, “a pies juntillas”-uno de sus instrumentos más desconcertantemente poderosos) no se permiten ningún resquicio a la crítica. No se lo pueden permitir. Si los ciudadanos abriésemos los ojos y tomásemos el control de nuestras vidas, muchos privilegios “temblarían”.

Y es que la política se mal mueve en un marasmo paralizante. Los ciudadanos tenemos la sensación que nuestro voto no vale para nada, que este mundo globalizado está en manos de fuerzas oscuras, ajenas al control del ciudadano (esa cosa viscosa que se ha dado en llamar, “mercados”). Y, ¿habéis visto a alguno de esos “mercados” presentarse públicamente a las elecciones?, ¿conocéis cuál es su programa político concreto? No. Nadie lo conoce. Los “mercados” poseen un poder descomunal, pero misterioso. A través del Fondo Monetario Internacional, un organismo totalmente ademocrático, a través de “sanedrines” de economistas y creadores de opinión, fuerzas oscuras y ajenas al proceso democrático, ajenas a cualquier control se imponen medidas económicas que, “casualmente” favorecen siempre a los más poderosos.

Así pues, el derecho al voto deviene en una simple aceptación del “actual estado de las cosas”. Votar es irrelevante. Que gobiernen unos, o gobiernen otros es indiferente. Al final, las políticas que se aplicarán serán, en esencia, las mismas con, si acaso, mínimos matices. El sistema de partidos actual se diferencia muy poco del Bizantino (donde había unos “azules” y unos “verdes”, cuya diferenciación se fundamentaba en los colores de las facciones del Hipódromo, que se extendían al gobierno de la vida pública, siempre supeditadas al capricho del Emperador, claro). Así pues, la política denigrada a ficción o juego de entretenimiento no es algo nuevo. Y “que toda la vida es sueño” es una realidad palmaria pero, ¡caramba! molesta darse cuenta de repente de un engaño tan patente.

Convertidas las campañas electorales en simples campañas publicitarias, en el caso español, entre un errático gobierno “superado” por una tremebunda crisis global del neo-capitalismo y acechado por una oposición engolosinada por la cercanía del poder que no duda en usar las armas más demagógicas, que enmascaren la realidad, que la oposición no ofrece, no puede ofrecer ninguna política alternativa real, porque todo el juego político se sustancia en una colosal pantomima en el que “las cartas están marcadas de antemano” y la única alternativa honesta es ser coherente y “no participar en ese juego”.

Si los ciudadanos consiguiésemos con nuestro “no voto”, vaciar las urnas (un gesto tan inútil como el contrario, por otro lado) a lo mejor nos librábamos en un futuro de tanta demagogia electoral y de tanto discurso vacío, lo que no sería pequeña cosa.

En Internet, ese mundo virtual superpuesto al real, cabe, cono ya sabemos, todo, lo bueno, lo malo y lo regular. Pero Internet tiene muy difícil control. Y este es un factor nuevo. Es imposible censurar la Red. El movimiento “Anonymous” ha surgido en Internet. Como decía al principio no es ningún partido político; ni siquiera tiene un programa concreto. Muy concienciado con la defensa a ultranza de la libertad de expresión, carece de programa, siquiera de proyecto. Utilizando la iconografía del comic de Alan Moore "V de vendetta", posteriormente llevado al cine por James McTeague, y protagonizada por la deslumbrante Natalie Portman, los “Anonymous” se multiplican en los más variados eventos. Aunque en no todos los casos estoy de acuerdo con ellos, me “caen bien” y, con mis limitadas posibilidades, me siento muy cercano a ellos. Es más, estos jóvenes “anarcoides”, pero comprometidos con el mundo que les rodea, constituyen hoy la única esperanza visible en el panorama actual; una esperanza difusa, casi inaprensible, pero esperanza al fin y al cabo. Y es el único clavo al que agarrarnos que nos queda.

Por ejemplo, las esperanzadoras revoluciones del mundo árabe, difícilmente se hubiesen producido sin ellos. No se sabe en qué acabarán, pero sí que han “sacudido” de forma, parece irreversible, una parte del planeta que se encontraba particularmente adormecida.



Hoy precisamente se cumplen 7 años de los atentados de Madrid. A ellos siguieron unas horas cruciales en el que el gobierno de aquel entonces intentó perpetrar un colosal (y estúpido) engaño para perpetuarse en el poder. Sin embargo, en aquella ocasión, los ciudadanos no nos dejamos engañar y, contra todo pronóstico, mandamos a los tramposos a la oposición.



Ahora, deberíamos dar un paso más, y dado que la “trampa” se ha generalizado, darles un aviso a todos y, simplemente, no participar en su juego, no votar.



El próximo 22 de mayo, simplemente NO VOTAR. Vaciemos “masivamente” las urnas. Y que se molesten en buscar una explicación.


(1).-El juez Eloy Velasco, sempiterno rival de Garzón

4 comentarios:

Luisa dijo...

Gracias por lo de "peripatética" me parece inmerecido, pero agradezco el piropo, la verdad es un alago :)
Estoy contigo a mi también me gusta esta nueva tendencia y lo que defienden. Si te apetece mida este documental es largo y hay que disponer de tiempo, yo lo he visto en dos veces, la segunda parte especialmente http://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=5aLGFZDiwRs

No sabia mucha de la información de Anonymous que a qui he encontrado, lo del juez Baltasar Garzón por ejemplo, muy buena información, tenia una ligera idea del fenómeno
Anonymous, pero no la que a qui se expone.
Saludos

koolauleproso dijo...

Lo de "peripatética", amiga Luisa, se refiere a tu afición a caminar, y a las imágenes en tu blog de tus pies haciendo el Camino de Santiago que, no se, me hicieron gracia.
Mi información no pretende ser rigurosa. En realidad, como deberías saber, a Anonymous llegué gracias a ti. Eso sí, el fenómeno me interesó y procuré documentarme al respecto. Pero las relaciones de Garzón y Anonymous, son más bien indirectas. Coincidencias, digamos, generales pero, es cierto, Garzón, a diferencia de Assange, no ha sido objeto de una tan cerrada defensa por parte de Anonymous

Cisne Gaseoso dijo...

Interesante, lo de los "Anonymous". Voya a ver si encuentro más información sobre ellos.

Por ahora, sólo sé que se ponen la careta del personaje "V de Vendetta" y que han hecho sabotajes a webs oficiales de ciertos gobiernos y otros lugares sospechosos. Y lo que cuentan por aquí ustedes, claro.

Bonito día.

koolauleproso dijo...

Sí, Cisne, verdaderamente poco más se puede decir. Desde luego, al menos, parecen una alternativa. Algo de lo que estábamos faltos