lunes, 31 de enero de 2011

QUISIERA SER MAGREBÍ

Veo por televisión, desde la cómoda Europa, los disturbios, protestas, la situación ¿revolucionaria? que se adueña de las calles del Magreb. Primero Túnez, un pequeño país del que hasta ahora sólo se hablaba como exótico destino turístico, y luego Egipto, una nación mucho más grande y compleja. Veo a miles de ciudadanos hartos de sus gobernantes corruptos tomar las calles y exigir paz, pan y que la casta de sátrapas que los gobiernan se vayan. Veo rostros morenos ilusionados que se despiertan por fin de su secular amodorramiento y pugnan por hacerse dueños de sus destinos tras décadas de ominoso silencio. Veo alegría, energía, jóvenes y viejos, mujeres e incluso niños, exultantes, haciéndose con la calle y rozando, por un momento, la plenitud vital.
Sí, este fenómeno se parece a aquello que llamamos REVOLUCIÓN, y que creíamos (los datos nos obligaban a ello) que nunca más volveríamos a ver.

Y recuerdo cómo de niño (1976, no había cumplido yo los 11 años todavía) acompañaba a mi padre (ante la desesperación de mi madre, que quizás con razón le afeaba su imprudencia) a aquellas manifestaciones en las que desfilábamos desafiantes ante “los grises” puño en alto, entonando “Amnistía, libertad” o “El pueblo unido jamás será vencido”.

Supongo que con el paso inmisericorde del tiempo esta “revuelta magrebí”, que ahora nos asombra y llena de envidia (a mi, por lo menos) dará paso a una “normalidad” diferente, pero en la que irremediablemente esta vivificadora energía revolucionaria se apagará, es inevitable.

Y se reinstaurará la “cordura”, unos corruptos serán sustituidos por otros, y se volverá a cumplir la máxima desengañada de Lampedusa que tan sabiamente pronunciaba Don Fabrizio en “El gatopardo”, “algo tiene que cambiar para que todo siga igual”.

Particularmente, me llama la atención la nada entusiasta reacción de las potencias occidentales (Estados Unidos y la Unión Europea) que, siempre “llenándonos la boca” con las palabras “libertad” y “democracia” han manifestado, en esta ocasión, un entusiasmo más bien escaso ante estos acontecimientos, por no hablar del única “presunta” (1) democracia de la región, Israel.

Por cierto, que una de las cosas que más me ha llamado la atención es la impronta relativamente laica que está teniendo todo este proceso, lo que (y creo que esa es una gran noticia) cuestiona uno de los apriorismos más ferreamente instaurados en Occidente: la incompatibilidad entre Islam y democracia. Ya el aplastante triunfo de los islamistas en Turquía (donde nada de lo que los agoreros de siempre presagiaban acabó sucediendo) era una señal alentadora al respecto. Y si ahora la democracia (la verdadera, no los sucedaneos que tienen ahora) llega a los países del Magreb a través de unas revoluciones que en ningún caso ponen en custión la herencia histórica  Islámica de esos países creo que será una grandísima noticia para la humanidad.

Pero aunque todo acabe siendo una de las reiteradas ilusiones con las que nos engaña la Historia, a los que hayan protagonizado estos momentos, sin duda les merecerá la pena.

Yo estos días, por lo menos, quisiera ser magrebí.



(1).- Si califico a Israel como democracia “presunta” es porque difícilmente se le puede dar el total aval democrático a un estado que niega los derechos de, al menos, la mitad de los pobladores que ocupan su territorio (los palestinos) en virtud de criterios étnicos y religiosos. Y es que la Historia tiene estas paradojas, al pueblo secularmente oprimido y perseguido (los judíos) apenas le costó convertirse en opresor y perseguidor cuando “las tornas cambiaron”. En este sentido, la “democracia” israelí se parece demasiado a la sudafricana de los tiempos del “apartheid”.



3 comentarios:

atikus dijo...

Salam aleikum (السلام عليكم) kolau, y que la democracia llegue a Egipto, marruecos, Tunez,...la verdad es que cuando uno visita estos paises parece que se asume que vivan con ese estado de cosas, entre monarquías absolutistas y repúblicas de lo más curiosas, con tal de que el islamismo no sea demasiado "dañino" para los países occidentales y uno pueda comprar los souvenirs y tomarse sus cervecitas aunque sea en el barco o en el hotel, mientras los niños te piden un boli o cualquier chuminada.

En fin, esperemos que les podamos apoyar para que decidan democráticamente su futuro y ser libres de erdad.

En cuanto a Israel...si parece mentira que estos chicos no han aprendido de las putadas que les hicieron, que gilipoyas es el hombre...


saludos

Madame X dijo...

No me extraña que USA Y la UE vean con inquietud las revueltas en el Magreb y los países islámicos. Al fin y al cabo, sus gobernantes despóticos y corruptos les hacían el trabajo sucio a cambio de bien poco.

No sé lo que sucederá, y tengo también esa sensación de desconfianza y a la par la ilusión de que cualquier cambio será a mejor. Todo avance de la humanidad se ha sustentado siempre sobre la rebeldía y la revuelta de sus pueblos, aunque no toda revuelta haya sido exitosa. Ojalá esta lo sea.

Y me pregunto, ¿qué pasa con nosotros?, ¿qué más nos tienen que hacer para salir a la calle y rebelarnos? Nos recortan los derechos, duramente adquiridos, por todas partes y ponen en peligro nuestro sustento en pro de aquellos que han provocado esta crisis, ¿y nos quedamos tan panchos en nuestras casas?

No me extraña que quieras ser magrebí. Yo también. Otro gallo nos cantaría.

Un beso rebelde.

koolauleproso dijo...

Sí, Atikus: Lo que más me llama la atención de esta inesperada revolución (no creo que nadie la haya pronosticado)es que me retrotrae a las ilusiones de mi juventud. No en vano, hace 35 años estábamos protagonizando un proceso parecido en la península ibérica (primero el 25 de abril en Portugal, e inmediatamente después la Transición en España). Que vistas desde la perspectiva actual pueden ser considerados procesos frustrantes, pero que nos permitieron, a la larga, reservarnos un sillón en el "primer mundo".
En el mejor de los casos esta "revolución magrebí" acacabará de similar manera. y tiempo tendrán de lamentar la frustración del "trabajo hecho a medias" como hacemos nosotros ahora.
Por cierto, este proceso tiene pinta de acabar con uno de los tópicos más firmemente instalados en la politología ocidental, el de la incompatibilidad entre Islam y democracia. Como yo detesto los lugares comunes y los apriorismos de todo tipo, sólo por eso, independientemente del impredecible resultado final, habrá merecido la pena.

.-Atikus, por cierto, te noto especialmente activo en la bloggosfera últimamente ¿es presagio, quizás, de una vuelta a este mundo?