martes, 1 de junio de 2010

EL BESO


Ha vuelto a pedirme un beso. Como quizás soy un imprudente, vuelvo a acercar la mejilla a sus labios. Pero esta vez, no se conforma con maniobrar hábilmente hasta que sus labios rocen los míos. Con un ímpetu que me sorprende, quiere introducir su lengua en mi boca. No la dejo hacer. Sello mis labios y observo su frustración. “...Perdona, ¿te molestó?” me dice. “No se qué me pasa, si ya me dijiste que como amigos. Como amigos, ¿vale?”. Y se da la vuelta con la desilusión inscrita en el rostro deforme y deseante.

2 comentarios:

Johannes A. von Horrach dijo...

Mucho silencio más de dos meses sin entradas tuyas. ¿Todo bien? abrazos

koolauleproso dijo...

Es que estoy pasando una época más bien pesimista y taciturna. (Nada merece la pena y, mucho menos, el gasto del más mínimo esfuerzo). Únelo a mi proverbial y, de todos conocida, pereza, y el resultado es este. De todos modos, me conozco y se que este estado de ánimo, como cualquier otro, es pasajero (no soy constante ni con mis depresiones y tristezas)
Gracias por preocuparte por mí, amigo
un abrazo