Al Futuro Bloggero (http://bracecooper.blogspot.com/) por sus atinados consejos
A Atikus (http://atikus.blogspot.com/) y Mary Kate (http://cuentosprescindibles.blogspot.com/) , que también colaboraron.
A Enrique Anderson Imbert, maestro del relato breve. Sabiendo que toda emulación es imposible.
Elena se pasa la yema del dedo índice sobre el borde blanco del escote. Luego se ahueca la negra melena, y comprueba el resultado en el espejo, ponderativa. Se contempla satisfecha. Se ve guapa. Una media sonrisa se dibuja en su rostro moreno. Sus labios gruesos se humedecen con secreto placer. Se recoloca el sujetador, agarrándose los pechos con las manos. Un gesto vulgar. Qué más da. Nadie la ve, y si la estuviesen espiando, mejor. Que la envidien. Sube las persianas. Hace sol. Seguro que en la calle apretará el calor. Abre el armario. Tras dudar un poco elige el polo amarillo. El de marca. Con el pequeño cocodrilo que se sitúa siempre sobre el pezón, el muy pícaro. Lista para un nuevo día. La colonia. Se le olvidaba. El perfume siempre causa buena impresión. A ella le gustan los aromas densos. Aunque su madre siempre repita: “Hija, hueles a putón”. Coge el frasco. Iba a ponerse unas gotitas nada más. En las muñecas. Como dice mamá que es elegante y fino. De repente lo vuelca por las axilas. Sin depilar otra vez. Qué marrana. Se le escurrió. Qué se le va a hacer. El alcohol perfumado le baja ya por los pechos. Qué gozada. Una gotita se ha parado en el borde del sujetador. Ahí está bien.
Al trabajo otra vez. Tras la ventanilla. Otro día más. Con el dichoso ordenador. Haciendo balances. Qué divertido. ¿Te vas a quedar para vestir santos?. Que ya has pasado los cuarenta. Qué más da. ¿Estoy esperando a mi “príncipe azul”?. Si no aparece, mejor. No necesita ningún “moscón”. Ella lo puede hacer casi todo sola. Hombres, qué horror. Dejan siempre la tapa del water levantada. Al principio todo son carantoñas, pero luego siempre ellos primero. Yo me arreglo sola. No necesito nada de lo que un hombre me pueda ofrecer. Para eso..., tampoco. Me las arreglo divinamente. No me falta de nada. Me conozco mejor que nadie, y no necesito a nadie. Para nada.
Se sienta delante del ordenador. Trabajo rutinario. Aburrido. Su imaginación transita por ensoñaciones que la ruborizan. Sueños inconfesables. Imposibles, además. Se imagina otra vez acariciando los delgados, fibrosos muslos de su jefa, tan distintos a los suyos. Si. De la “Rotenmeyer”, como todas la llaman, aunque ella sabe que se llama Cristina. Tan seca. Tan estirada. Tan inaccesible.
Bueno, hay que trabajar. Precisamente hoy le toca revisar los balances de “Lacoste”.
De reojo observa al cocodrilo sobre su pecho derecho, y recuerda aquella calurosa tarde antes del verano, en que Cristina (su cocodrilo particular) , con la que se "entendía" tan bien, le pidió que la ayudase con aquellos "benditos" balances (cualquiera se negaba, era su jefa), y en la que, ya a solas en la oficina, por la tarde. se dejó devorar placenteramente hasta sus más íntimos rincones (cualquiera se negaba, era la jefa).
Sonríe, complacida en el recuerdo, y se interna de nuevo en el proceloso y "excitante" mundo de los balances.
Visitamos el restaurante Dicharachero, carta desenfadada ideal para un
picoteo entre amigos en Madrid
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Hemos visitado el *restaurante Dicharachero*, un proyecto de Teresa J. La
Blanca, ex concursante de Masterchef y Javier Escribano, un empresario
gastronó...
Hace 7 horas
1 comentario:
koolauleproso said...
Como viene siendo habitual, publico mi último relato para el taller. El tema era "una historia en que coincidan un ordenador y un cocodrilo".
Se admiten sugerencias, y críticas de todo tipo. Lo tengo que leer el miércoles.
10:59 AM
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Blogger MK said...
A mi me piden que escriba un relato en el que aparezca un cocodrilo y un ordenador...y me planto en Australia con Cocodrilo Dundee haciendo un cursillo de informática para unas oposiciones a funcionario.
Previsible...sin miga ...
Y me piden que escriba un relato con una oficinista con arrebatos lésbicos y quizás si que colocaba por allí un ordenador ...pero un cocodrilo no se me hubiera ocurrido nunca...
Ese taller de escritura tuyo tiene mucho peligro , me temo yo...
9:44 AM
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Blogger koolauleproso said...
Ese taller es un acicate para mi imaginación "calenturienta"... Siempre pensando en lo mismo.
10:41 AM
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Blogger El futuro bloguero said...
A mi no me cuadran los devaneos lesbicos que recuerda feliz, sí, era su jefa y se vio obligada, pero vamos que sucumbió encantada y su recuerdo es bueno... no me cuadran con la parte central, "sin novio... vestir santos... si no aparece mejor..." que parecen sugerir que lo que le gustaría sería un hombre, aunque, despechada, dice como la zorra de la fábula -no están maduras- "hombres, qué horror..."
Por ser crítico, más que nada, es que la historia me gustó y algún defecto habría que encontrarle.
11:09 AM
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Blogger koolauleproso said...
Gracias, FB. A mi tampoco me convence mucho esa parte. A ver cómo lo puedo arreglar de aquí a mañana. Algo se me ocurrirá.
11:16 AM
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Blogger koolauleproso said...
Creo que ya lo he arreglado, más o menos, siguiendo, vuestros muy pertinentes consejos, y la máxima del profesor del taller:"podar sin compasión todo lo superfluo, reiteativo o innecesario".
Muchas gracias a todos
4:10 AM
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Blogger Lula Fortune said...
Una frivolidad: si la chica parece que se queda "para vestir santos" le echamos unos 40 años más o menos ¿no?
¿Llevaría un Lacoste? ¿una prenda tan adolescente y deportiva?... Más bien una camisa blanca, escotada, que dejara traslucir sus encantos femeninos.
Bueno, pero así se te chafaría lo del cocodrilo, así que no me hagas ni caso.
Un beso lúlico.
8:49 AM
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Blogger SirenaVarada said...
Esa mujer que se está mirando en el espejo y se ajusta el sujetador, es real...
Esa mujer que piensa que no necesita a ningún hombre porque todos son unos cabrones, es real...
Esa mujer que se evade con ensoñaciones inconfesables, también es real...
No hay nada forzado en el relato. Ordenador y cocodrilo se ensamblan perfectamente como piezas de relojería.
Creo que se trata de un muy buen ejercicio literario. Le pongo un 9. Y si la protagonista se hubiese decantado por la heterosexualidad el 10 se lo llevaba de calle.
4:24 AM
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Blogger koolauleproso said...
¿Por qué un 10, si fuese heterosexual, y un 9 si es lesbiana?. El relato pretende ser un homenaje a el cuento de Anderson Imbert "Sabor a pintura de labios". Si no lo conoces te lo recomiendo como inprescindible. Es casi imposible de encontrar. La única manera es a través de google. Buscas directamente Sabor a pintura de labios,escoges la primera opción (Logos library...) y ahí te encontrarás con, quizás, el cuento corto más perfecto que se haya escrito en el siglo XX, ante el que este homenaje de aprendiz, palidece irremisiblemente
4:39 AM
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Blogger SirenaVarada said...
Que porqué un 9 y no un 10? Muy sencillo, porque si la protagonista del relato hubiese sido heterosexual hasta me habría identificado con ella. Y la identificación del lector con el protagonista de un relato (no lo olvides)es el sumun.
Eso no quiere decir, desde el punto de vista del que lee, que sólo nos parezca perfecto aquello con lo que nos identificamos, ¿o sí?. En todo caso estos serían otros mimbres y una polémica interminable...
No obstante, considero justa tu reclamación y subo nota hasta el 9.50¡Pero de ahí no paso!
Buscaré como sea ese "Sabor a pintura de labios". Y te cuento.
Un beso
5:47 AM
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Blogger koolauleproso said...
Cuando lo encuentrea (ya te digo que, practicamente la única manera es en google,como ya te indiqué antes, comprenderás el sentido de este homenaje, y por qué la relación sólo podía ser homosexual.
Si pretendía, como pretendía que el genial cuento de Anderson Imbert fuese la referencia de este).
besos, de nuevo
5:55 AM
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Blogger Antígona said...
Acabo de llegar después de días un tanto ausente y todavía no he buscado el cuento de Imbert que señalas, así que desde ese punto de vista no puedo juzgar tu cuento ni entender el sentido de tu homenaje.
Así que simplemente ateniéndome al cuento diría que la impresión que me ha causado no es que Elena sea lesbiana, sino que autoafirmándose en su rechazo hacia los hombres -un rechazo que parece también una autodefensa por haber alcanzado cierta edad sin tener alguno al lado-, juega y coquetea con la idea de serlo. Hay un aire juguetón en la propia descripción del personaje -sus actitudes ante el espejo, sus percepciones de sí misma- que me ha resultado perfectamente coherente con ese recuerdo de aquella tarde con su jefa.
Elena está aburrida y juega. Con su mente y con su vida.
Me ha gustado, Koolau. Veo que el taller literario está dando excelentes resultados :)
¡Un beso!
6:54 AM
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Blogger koolauleproso said...
En el momento que el "autor" da a conocer su "obra", esta deja de ser suya, y pasa a ser, si es literatura, propiedad de los lectores; si es cine, de los espectadores; si es música de los oyentes, etc..
Así que, en emi caso, la interpretación que haga cada lector será siempre la correcta. Si al autor (yo en este caso) no le gusta, pues a fastidiarse y si no, no haberlo publicado.
Gracias por tu aportación
besos
2:05 AM
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Blogger koolauleproso said...
Lula, repara que esa frase está entre interrogantes. Gracias a "FB" que fue el primero en hacerme ver la incoherencia.
Gracias por tu aportación, de todas maneras (no había caido en tu comentario hasta hoy, por cierto).
11:42 AM
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Anonymous Anonymous said...
Acabo de leer tu cuento y me parece genial.Me parece mas interesante por ser la mujer homosexual aunque yo no lo sea porque apoyo muchismo a esas personas ya que mi propio tio es asi.MUY BUENA HISTORIA aunque una pequeña reconmendacion si debo hacer,no me convenca demasiado la parte que habla de su jefa,parece enamorada pero la jefa la utilizo y eso no es bueno...De todas formas me encanta la historia.
12:12 PM
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Blogger koolauleproso said...
En el amor, todo el mundo se utiliza, todo el mundo es egoista, y es en la única situación en que "utilizar" al otro es tolerable
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