El "eléctrico" 28 realizando su interminable recorrido
Lisboa es el sabor a canela espolvoreada en los “pasteis do Belem”. Lisboa es un largo y caluroso viaje en tren, con trasbordo en Medina del Campo. Lisboa es calor por las mañanas y frío por las noches. Lisboa es mi cabeza entre sus piernas, descubriendo los secretos del amor. Lisboa son militares jóvenes tomando el cuartel do Carmo un 25 de abril. Lisboa es la utopía nuevamente frustrada. Lisboa es José Afonso entonando “Grándola, vila morena” esos mismos días de abril. Lisboa es compartir un “chá gelado” en una terraza de la Praça do Rossío.
Lisboa es perderse por la endemoniada geografía de Alfama, mientras las mujeres se gritan por los balcones.
Lisboa es que te roben la cartera en un tranvía.
Lisboa es encontrarse con una verbena en el “barrio alto”, la alegría de la gente, una tormenta de repente, el sabor salado de sus lágrimas tras un trueno inesperado, “no llores, no pasa nada, tonta, que sólo es un trueno”, mientras la abrazo y noto su piel cálida y temblorosa.
Lisboa es montarse en la línea 28 del “eléctrico” y dejarse llevar. Lisboa es que ella tenga frío, y se pegue a tu cuerpo buscando calor. Lisboa es confirmar que no me gusta el bacalao, y preferir unos huevos fritos con filete en un bar cutre del puerto. Lisboa es Pessoa (“El poeta es un fingidor/finge tan completamente/que hasta finge que es dolor/el dolor que de veras siente), presidiendo el “Chiado” desde “A Brasileira”. Lisboa son azulejos elegantes, mujeres morenas, Amaria Rodrigues cantando un “fado”. Lisboa es nostalgia viendo el Tajo correr desde la torre de Belem.
Lisboa es un “metro” inútil que se limita a subir y bajar por debajo de la Avenida de la Liberdade(*).
Lisboa es sentir su piel morena por primera vez tan cerca de mí. Lisboa es huir del calor sofocante de su jardín botánico que parece sacado de un relato de Lezama Lima. Lisboa es una lengua musical, hecha para cantar y llorar. Lisboa es sentir “saudade” mientras traquetea un tranvía. Lisboa es... la MELANCOLÍA.
(*) Este viaje a esta hermosísima ciudad data de 1987. Por aquel entonces el metro de Lisboa se reducía a eso: una línea que recorría la Avenida de la Liberdade, desde "el terreiro do paço" hasta el jardín botánico, ida y vuelta. Se que, sobre todo, a raiz de la expo de 1998, se amplió sustancialmente, por lo que este punto ha quedado un tanto "desfasado", y sólo es válido para esta personal remembranza.
Lisboa es perderse por la endemoniada geografía de Alfama, mientras las mujeres se gritan por los balcones.
Lisboa es que te roben la cartera en un tranvía.
Lisboa es encontrarse con una verbena en el “barrio alto”, la alegría de la gente, una tormenta de repente, el sabor salado de sus lágrimas tras un trueno inesperado, “no llores, no pasa nada, tonta, que sólo es un trueno”, mientras la abrazo y noto su piel cálida y temblorosa.
Lisboa es montarse en la línea 28 del “eléctrico” y dejarse llevar. Lisboa es que ella tenga frío, y se pegue a tu cuerpo buscando calor. Lisboa es confirmar que no me gusta el bacalao, y preferir unos huevos fritos con filete en un bar cutre del puerto. Lisboa es Pessoa (“El poeta es un fingidor/finge tan completamente/que hasta finge que es dolor/el dolor que de veras siente), presidiendo el “Chiado” desde “A Brasileira”. Lisboa son azulejos elegantes, mujeres morenas, Amaria Rodrigues cantando un “fado”. Lisboa es nostalgia viendo el Tajo correr desde la torre de Belem.
Lisboa es un “metro” inútil que se limita a subir y bajar por debajo de la Avenida de la Liberdade(*).
Lisboa es sentir su piel morena por primera vez tan cerca de mí. Lisboa es huir del calor sofocante de su jardín botánico que parece sacado de un relato de Lezama Lima. Lisboa es una lengua musical, hecha para cantar y llorar. Lisboa es sentir “saudade” mientras traquetea un tranvía. Lisboa es... la MELANCOLÍA.
(*) Este viaje a esta hermosísima ciudad data de 1987. Por aquel entonces el metro de Lisboa se reducía a eso: una línea que recorría la Avenida de la Liberdade, desde "el terreiro do paço" hasta el jardín botánico, ida y vuelta. Se que, sobre todo, a raiz de la expo de 1998, se amplió sustancialmente, por lo que este punto ha quedado un tanto "desfasado", y sólo es válido para esta personal remembranza.
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