viernes, 21 de marzo de 2008

LAS "OCULTAS" DIVERSIONES DE TODD FIELD


Recientemente he podido ver una interesante película: Se trata de “Juegos secretos” (2006) del actor Todd Field. Field (1964- ), conocido como secundario en diversas películas (era el pianista que aconsejaba a Tom Cruise, en la, para mí pretenciosa y vacía “Eyes wide shut”) debutó en la dirección con la estimulante “En la habitación” (2001) con gran éxito de crítica y público. Cinco años después nos vuelve a emocionar con esta estupenda “Juegos secretos”. En la línea de su anterior película nos sumerge en el ambiente opresivo de una pequeña comunidad de Estados Unidos, donde los secretos mal guardados, las frustraciones nunca superadas, el conservadurismo moral, la cotidiana intolerancia y la hipocresía con la que se pretenden ocultar íntimas pasiones mal reprimidas, dibujan un paisaje bien definido y ya abordado en su primer film, así como en otros de los más interesantes de los últimos tiempos desde la oscarizada “American Beauty” (Sam Mendes, 1999) a la transgresora e “independiente” “Happinnes” (Todd Solonz, 1998), por citar dos ejemplos de películas con similares ambientes e intenciones., pero muy diferentes orígenes y procesos de elaboración.
En “juegos secretos" (Little Children, 2006) diversos personajes unidos por el denominador común de la mentira y la simulación, entrecruzan sus patéticas, frustradas trayectorias vitales en el ambiente asfixiante de una pequeña localidad de Estados Unidos.
Destaca en este paisaje de personajes frustrados, amordazados, atosigados... la breve interpretación de Jackie Earle Haley (un rostro difícil de olvidar), como el “temido” pederasta, que sin hacer nada, provoca el rápido desalojo de la piscina donde se reúne habitualmente el grueso de la timorata, desconfiada comunidad, que es la real protagonista de la película.
Kate Winslet, que ya no es la muchacha rozagante, “rubensiana” y sensual de hace tiempo (de la perturbadora “Criaturas celestiales”, de la correcta “Sentido y sensibilidad” o de la pesadísima “Titanic”) desempeña con éxito un papel, que dentro de una película que se podría considerar coral, tiene más protagonismo que el resto del ajustado, brillante reparto.
Porque el peso de la narración no recae sobre ningún protagonista en concreto, si no que se reparte entre todos los miembros de una comunidad que los oprime y asfixia, en una sucesión de mentiras, imposturas y cobardías que son la sustancia del relato.
Un film valiente, pero “tranquilo”, sin estridencias; Donde el tono crítico se va explicitando poco a poco, como agua embalsada que se va filtrando en la tierra húmeda, hasta anegarla sin remedio.

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