Penélope es muy alta. Delgada, desgarbada. Avanza por el pasillo entre dos auxiliares como si fuese una detenida de la Guardia Civil. “Ooigaaa”, grita con voz monótona. La cantinela de siempre. Camina a trompicones, sin seguridad. Últimamente, además, le ha dado por sonreírme, ¿con picardía? ¿Quién sabe lo que pasará por esa cabeza? ¿Cómo tejerá y destejerá su mente la tela, mientras espera un Ulises que nunca llegará?
Hoy era su cumpleaños. ¿Cuántos te caen, Pe? le preguntaron. 22 respondió un poco dubitativa. ¿22? ¿No te estarás quitando algún año, presumidilla? Sonrió enigmáticamente.
Al poco llegó la tarta. Sobre ella un 3 y un 4 certificaban, sin dejar ningún resquicio a la duda, su verdadera edad.
Hoy era su cumpleaños. ¿Cuántos te caen, Pe? le preguntaron. 22 respondió un poco dubitativa. ¿22? ¿No te estarás quitando algún año, presumidilla? Sonrió enigmáticamente.
Al poco llegó la tarta. Sobre ella un 3 y un 4 certificaban, sin dejar ningún resquicio a la duda, su verdadera edad.
6 comentarios:
Eso de quitarse años es muy femenino, pero Paula se quita muchos de golpe, si se quitara cuatro o cinco igual ni se notaba, mas o menos son los que me quitaría yo.
Es que la pobre "Paula", en realidad, no parece tener una noción muy clara de la realidad. Vive en su mundo, personal e intransferible, y es muy difícil acceder a él. Cosas de los "lesionados centrales". Yo, también lo soy, pero tuve la "suerte" de que lo afectado sea el cerebelo, y no el cerebro. Y que las consecuencias se limiten al sistema motriz, y a la "condena" a la silla de ruedas.
Yo creo que fue una suerte sin comillas, es mi modo de verlo, por lo que me alegro, de lo contrario no estaría replicando en tu blog :)
Efectivamente. Es que mi tendencia a relativizarlo todo, me lleva a abusar de las comillas. Gracias
Me encantan tus relatos, koolau.
Gracias, Claudia
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