sábado, 2 de abril de 2011

LA NO LEGALIZACIÓN DE "SORTU": HACIÉNDONOS TRAMPA A NOSOTROS MISMOS

Le pedíamos a la mal llamada “izquierda abertzale” un desmarque radical e inequívoco de ETA. La “marca” presuntamente sucesora de Batasuna ahora se hace llamar “Sortu” (Amanecer, en traducción apresurada). Con los precedentes de los sucesivos engaños del entorno de ETA, toda prevención es poca, es cierto. Pero también lo es que Sortu ha condenado, por primera vez, sin ambigüedades ni “medias tintas” a ETA. A su pasado y a su hipotético futuro.


Cierto es que la derrota de ETA parece próxima. Y en esa presumible derrota ha tenido mucho que ver la “ley de partidos” cuya eficacia y conveniencia algunos (y aquí tengo que entonar el “mea culpa”) poníamos en duda. Nos equivocábamos. Ese “atajo” que a algunos nos repugnaba se ha revelado como un instrumento eficaz y no ha lesionado gravemente el fundamento mismo del estado de derecho. Por eso, porque ETA ya está derrotada en la práctica, porque si le pedimos a “Sortu” que se desmarque radicalmente de los terroristas, no podemos exigirle a la vez que vuelva a ser ETA y se rinda. Naturalmente que el objetivo de los llamados “demócratas” es que ETA desaparezca, pero ¿qué puede hacer “Sortu” para ello? Si le exigimos, justamente, el desmarque de ETA, difícilmente le podemos exigir a la vez que vuelva a convertirse en banda terrorista y se disuelva. Es una situación esquizofrénica.

Argumenta la fiscalía que “Sortu”, aún condenando el pasado, el presente y el hipotético futuro de ETA, no ha acreditado suficientemente su ruptura con la violencia ¿Cómo se pretende entonces que se substancie esa ruptura?

El “mundo abertzale” (en el que obviamente se integra “Sortu”) tiene un pasado de sangre y violencia.

Para poder participar en las elecciones los llamados “demócratas” les exigíamos a ese mundo “abertzale” la ruptura con la violencia, la condena a ETA. Empujados, entre otras cosas, por la eficacia de la “Ley de partidos”, lo han hecho (por primera vez una organización abertzale ha condenado formalmente a ETA). No dejarles participar supone, simplemente, hacernos trampas a nosotros mismos.

Si hubiésemos extendido ese “celo extremo”, por supuesto que la democracia no hubiese llegado a España. Recordemos que, por ejemplo, el hoy virtualmente “santificado” Adolfo Suárez fue, nada menos, que ministro secretario general del Movimiento (el partido único franquista) nada más fallecer el dictador Franco. Es imposible, y acaso tampoco conveniente, borrar el pasado. Lo mismo ocurre, a mi juicio, con “Sortu”. Porque, aún desapareciendo ETA (¡Ojala!), lo que no va a desaparecer es el mundo “abertzale”. Y “Sortu” parecía un buen mecanismo para que ese mundo, una vez acreditadamente separado de la delincuencia, lo representase en la democracia vasca y española.

Por eso, impedir la participación de “Sortu” en el juego electoral me parece un error, un inmenso error que deja ante ese mundo nuestra credibilidad a la altura de los zapatos.

Aunque como por las razones expuestas en las dos anteriores entradas yo no participaré en próximas elecciones, quería dejar constancia de tamaña incoherencia. Una razón más, aunque no la más importante, para mantenerme alejado de los colegios electorales el próximo 22 de mayo: No me anima demasiado a participar comprobar cómo faltamos, sin sonrojarnos siquiera, a nuestros propios principios.

2 comentarios:

Le poinçonneur dijo...

Lúcido post, Koolau, con el que comulgo a pies juntillas.

Enhorabuena.

koolauleproso dijo...

Gracias, le poinçonneur.