Leopold Bloom´s day en Dublin
Hoy
cumplo 47 años. Sí, hoy, el día en que, supuestamente, Leopold Bloom,
peregrinaba cual nuevo Ulises por las calles, bares y prostíbulos de Dublín, en
la genial novela de James Joyce que, lo confieso, no he podido acabar, a pesar
de haberlo intentado en varias ocasiones. ¡Qué vergüenza!
Pero
la auténtica protagonista de Ulises de Joyce es Molly Bloom, esa Penélope que,
en vez de esperar a su Odiseo tejiendo y
destejiendo la tela, reivindica su propia
y riquísima feminidad, tiene amantes, goza de una sexualidad libérrima,
pero en su celebérrimo (y larguísimo) monologo interior con el que Joyce
culmina su obra deja entrever que, aun así, con todas sus contradicciones y
dudas, sus idas y venidas, se queda con Leopold (o, más exactamente, que aunque
Molly tiene multitud de amantes, y Leopold es un personaje antipático y
mediocre, algo fortísimo –la costumbre, la fatalidad,el hijo perdido, cierto conformismo
¿por qué no?…- les une y seguirá uniendo).
Pues
eso, aunque yo nací bajo el signo de Leopold Bloom, me hubiese gustado más nacer bajo el de la
estupenda Molly, por supuesto (aunque en el fondo esto sea una estupidez: un hombre nunca podrá acogerse a una "advocación" tan innegablemente femenina como la de Molly Bloom -que como diría mi amigo Horrach (http://horrach.blogspot.com) se caracteriza por corresponderse con el principio exclusivamente femenino de lo ctónico, de lo primigenio y aún no escindido-).
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8 comentarios:
Para leerse el Ulises hay primero que leerse la Odisea en griego vernáculo (griego y culo jamás deberían ir juntos en la misma frase). Y no es suficiente leerlo en español mientras te tomas un café irlandés sino que hay que leerlo en voz alta en una taberna,en inglés con acento de Dublín, metiéndole mano a Molly Brown mientras se sopla una Guinness en vez de las velas de un cumpleaños.
¡FELICIDADES!
Gracias, Manuel. Es que, por supuesto, yo nunca he estado en Dublín. Aunque claro que me gustaría. Ya ves, me hago viejo y me quedan tantas cosas por hacer...
Felicidades KOOLAU.
Un abrazo.
Gracias, Luisa. Me alegra tu vuelta
Felicidades, el 14 yo he hecho 49, también me estoy haciendo vieja y tampoco he leído ni a Joyce ni a Proust, me siento como tú. ¡Qué vergüenza! Es díficil ser como esa Molly libre, pues creo que para las mujeres la seguridad, la costumbre tienen más fuerza que los bienes que la libertad proporciona. Por eso, entre otras cosas, nos quedamos con nuestros repectivos Leopolds. Un saludo.
Por eso admiro tanto al personaje de Molly
Muchisimas felicidades!!
Un abrazo grande Rodolfo.
Gracias, Montse
Un beso
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