PEPÍN, EL "ENTUSIASTA"
Si algo caracteriza a José Antonio (Pepe o incluso Pepín, como lo llama siempre Paz-ya os hablé de ella (1))- es por el entusiasmo con que se enfrenta a cada tarea que aborda, por insignificante que pudiera parecernos a los demás.
Y es que para Pepe nada es “despreciable”; todas las cosas merecen una consideración “especial”, lo mismo cualquier triunfo del Real Madrid, equipo del que se declara forofo acérrimo, que cualquier logro personal, a esos que este paralítico cerebral de 36 años, pequeñito, muy moreno, siempre sonriente, asmático, que luce una incipiente calvicie, esférico (por su afición al fútbol, por la doble esfera perfecta que forman su cabeza, y en la zona abdominal, su barriga), adjudica un enorme valor, ya sea acertar la respuesta correcta en cualquier juego, o acertar esa quiniela millonaria, que no creo haya nunca "pillado".
Entusiasmo como el que manifestó como desde que se enteró que yo estaba realizando estos retratos (modestas descripciones de mis compañeros aquí, en que dudo que les haga justicia), me repite con su característica sonrisa franca que ilumina todo el pasillo ¿y ya hiciste el mío?
Pepe es, ante todo, una buena persona, y como todos tiene sus particulares “filias”: el Real Madrid (que no comparto) y la adicción al café (que sí comparto plenamente), pero también unas pocas fobias, la más destacable es al color verde (se niega, en redondo, a ingerir verdura o fruta-lo que limita considerablemente su dieta-).
Pepe, compulsivo consumidor de cafés, ha hecho amigos en todas las cafeterías circundantes (tampoco son tantas, este barrio-Viesques-es una ciudad dormitorio, al lado de Gijón, con, digamos, una vida muy limitada), habitado por una “burguesía”, profesionales cualificados, comerciantes, propietarios, que, sin llegar a lo que, en otros tiempos, se llamó la “alta sociedad”, coincide con ella en su ideología más bien conservadora, y su “status” moderadamente acomodado.
Y es que es muy difícil que la permanente y desenfadada sonrisa de Pepín no te acabe cautivando.
Yo, espero que este brevísimo y, lo reconozco, superficial retrato le agrade, porque no soportaría defraudar a quien con tanto interés me incitó, día si, día también, a cumplimentarlo.
(1).- De mi querida Paz ya os hablé extensamente en la entrada del 24 de mayo, titulada "Paz en guerra"
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Hace 6 horas
8 comentarios:
Buen chico, del Madrid, a mi tampoco me gusta mucho el verde y cafeses si aunque descafeinados porque los normales me ponen muy nervioso y luego no duermo, asi que chapó!!
que mas se puede pedir?, seguro que es un buen tipo!
Saludos, hoy menos calurosos!!
no tiene algún secretillo inconfesable jeje...bueno...confesable!
Desdde luego que es un buen tipo. Lo único que "lamento", precisamente, es su "filiación" merengona; y es que a los "colchoneros" nos revienta bastante que siempre acabeis ganando, o no tanto, porque nosotros hemos hecho de la derrota uno de nuestros signos de identidad. De todas maneras al fútbol nunca hay que tomarselo demasiado en serio, más allá de los "piques" inevitables de la inevitable rivalidad.
Colchonero y simpático, ese es mi Koolau.
Abrazos reaparecidos, tras unas semanas perezosas por mi parte.
Todo bien, por lo que veo.
Bueno, colchonero, colchonero, sólo que desde casi que recuerdo, el Atético (lo que representa) me resultó siempre infinitamente más simpático que el Real. Uno de los primeros partidos que vi por TV fue la legendaria final de Bruxelas, quintaesencia para los que nos consideramos un poco del Atlético de Madrid de "la derrota considerada como una de las bellas artes". ¿Hay una manera de perder más gloriosa? Ese remar y remar, para ahogarse en el último de los últimos suspiros por el gol aquel del alemán de apellido impronunciable.
El Atlético que a mi no me gustó fue precisamente, el triunfador del "doblete" de Gil, Antic y demás.
No se por qué me parecía que estaba traicionando sus esencias, y que no era el equipo de mis simpatías.
Y pensar que todo este rollazo viene de alguien a quien el fútbol le trae al fresco.
Vaya, he observado una cierta rivalidad entre dos de mis mejores amigos de la bloggosfera madrileña (FB colchonero. y Atikus, merengue). Que no llegue la sangre al río..
No te preocupes.
De hecho, fuera de la blogosfera, Atikus y yo vemos juntos el partido, aunque el sea madridista y yo madrileño.
La única sangre, la de las morcillas de arroz, (que nos gustan a los dos)
De los compañeros que nos has presentado hasta ahora, siendo todos ellos personas magníficas y valiosas, me quedo con Pepín... Me ha cautivado con su entusiasmo y su sonrisa permanente.
Si hay algo que admiro en el carácter de las personas es precisamente la capacidad de entusiasmo, esa facultad para encontrar que todas las cosas merecen una consideración especial. Por favor, dile a Pepín que yo sí comprendo su pasión por el Madrid y no es porque la comparta (que odio el fútbol) sino porque vivo rodeada de gente que dice que el Madrid es ¡¡¡ un sentimiento! !!! (Fíjate si no en el final de un post de Jhon Self en mi blog que se llama “Si supiese”)
Las personas entusiastas como Pepín son irreductibles, no conocen el desaliento, no saben de frustraciones… Las personas como Pepín son un auténtico lujo.
Besos entusiastas para Pepín
Yo, como debes saber o intuir, lo único que le puedo reprochar al bueno de Pepe, es precisamente su acendrado madridismo, porque yo (sin interesarme en absoluto el fútbol) siempre me he sentido más cerca de lo que representa el rival de su ciudad, el atlético de Madrid (el eterno perdedor).
Pero esto no tiene demasiada importancia, es algo más sentimental que racional.
un beso, amiga
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