lunes, 7 de febrero de 2011

LA MOSQUITERA

He tenido la suerte de ver la excelente película de Agustí Vila, “La mosquitera”. Un film aparentemente modesto, pero extraordinario. Lo vi en un ciclo que el Festival de Cine de Gijón dedica a películas que por diversas razones no han sido estrenadas en mi ciudad en los cada vez más escasos cines comerciales (en esta ciudad sólo quedan dos complejos de multisalas, y uno de ellos inaccesible “de facto” a los que nos desplazamos en silla de ruedas, y el otro dando muestras de evidentes problemas para su supervivencia).


Pues bien, “La mosquitera” (Agustí Vila, 2010) es una película magnífica, a mi entender redonda. Perturbadora puesta en cuestión de la institución familiar, sus personajes, disfuncionales, atormentados, algunos literalmente acabados, se mueven entre la violencia (soterrada o explícita) y el delito, todo ello envuelto en un humor negrísimo, que sirve de “vía de escape” a tan asfixiante panorama.

Una familia en crisis, el matrimonio de Alicia (Enma Suárez) y Miguel (Eduard Fernández) mal sobrevive en el filo de la navaja, navegando difícilmente entre la mentira, el disimulo y los deseos reprimidos. Tienen un hijo adolescente (Lluis, interpretado por Marcos Franz) que se refugia en un silencio casi autista y en la acogida obsesiva de todo tipo de animales abandonados. La hermana de Alicia, Raquel (Anna Ycobalzeta) paga su frustración vital, maltratando física y psicológicamente a su pequeña hija. Y los abuelos de esta disfuncional familia, María (Geraldine Chaplin) y Robert (Fermí Reixach) viven atrapados entre la enfermedad y los reiterados intentos de suicidio (ella, enferma de Alzheimer; él, como en tantos casos, su único cuidador, amén de su original intérprete para comunicarse con lo que le rodea).

Alicia y Miguel alivian su frustración sexual recurriendo a “vías de escape” con las que intentan paliar su evidente insatisfacción (vital y sexual). Así Miguel tiene una “aventura” con la empleada del hogar, una joven inmigrante, Ana (Martina García) y Alicia con un amigo adolescente de su hijo Lluis, Sergi (Alex Batllori) que encima la maltrata. En ningún caso, Miguel y Alicia encuentran tampoco la satisfacción fuera del matrimonio. Todos están atrapados en esa mosquitera que da título a la función, sin posibilidad de escape.

Sí, no es una película fácil. Te deja con evidente “mal cuerpo”. Y, sin embargo, cuando los títulos de crédito se desplegaban en la pantalla, tras su redondo final (que no desvelaré aquí) a mi me entraban ganas de aplaudir.



Una película muy, muy recomendable

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